dimecres, 8 de setembre del 2010

La Osteopatia







La osteopatía es una ciencia médica y terapéutica, que se ha ido forjando desde 1870, cuando Andrew Taylor Still , médico de la época, abandona el sistema de medicina convencional dirigiendo su estudio y dedicación a esta disciplina.

La osteopatía es un sistema de medicina manual cuya función principal es reequilibrar la estructura del cuerpo, con el fin de conseguir un movimiento armónico y una correcta circulación sanguínea y energética, hecho que permite al cuerpo “luchar” frente cualquier alteración o disfunción.

Su campo de acción es fundamentalmente la columna vertebral, pero abarca asimismo toda la estructura corporal: huesos, articulaciones, músculos, ligamentos, órganos internos... Su objetivo es restablecer el movimiento normal del cuerpo en toda su globalidad. Para conseguir ésto, el osteópata busca la falta de movimiento entre las diferentes estructuras, y su tratamiento consiste en conseguir un equilibrio mecánico y orgánico mediante manipulaciones, sutiles palpaciones o reajustes de gran precisión.

El osteópata se basa en una filosofía propia, fundamentada en cinco grandes principios, a través de los cuales observa, contempla y trata a la persona de una forma holística (global), basándose en la relación que existe entre todos los componentes del cuerpo humano.

La osteopatía puede tratar con éxito (muchas veces sin necesidad de fármacos agresivos y con el soporte de la dieta, las plantas medicinales, etc.) dolores de espalda: lumbago, ciática, cervicalgia...; dolores de hombro, dolores de cabeza: migrañas, cefaleas tensionales...; alteraciones vasculares y circulatorias, trastornos digestivos, insomnio, problemas hormonales, infecciones repetitivas ...

dimecres, 3 de març del 2010

EL DOLOR



















¿¿Qué es el dolor??
Normalmente nos tomamos el dolor como si fuera un enemigo que hay que eliminar porque nos hace "sufrir", debemos tomar una pastillita mágica que lo silencie, y si no funciona otra y si no funciona otra.
Así nos vemos de pronto un día con un armario sólo para pastillas, las de la caja azul para el dolor, las de la caja rosa para que las del dolor no nos dañen el estómago, el hígado,..., las de la caja verde para poder dormir, porque a las dos de la mañana el dolor me despierta, y ya no pego ojo,...y así hasta el infinito, nos convertimos en bombas químicas.
El dolor sería como un sistema antirrobo, algo nos agrede, nos intenta robar nuestro bienestar y la alarma se dispara para avisarnos de que hay un intruso (infección, golpe, problema digestivo....). Si esto sucede en casa, no vamos corriendo a pegarle un martillazo a la alarma para que deje de sonar, nos acostamos y esperamos que todo pase, mañana será otro día, verdad?
Si no lo hacemos en nuestra casa, por qué lo hacemos con nuestro cuerpo??
Cuando aparece un signo doloroso, no es más que eso, una señal de que algo perturba el equilibrio de nuestro cuerpo. Y como tal, debemos respetarlo, e intentar volver a recuperar el equilibrio del organismo y así el dolor desaparecerá.
Aunque desde pequeños nos enseñan a tener miedo al dolor, el dolor forma parte de nuestras defensas, forma parte de un gran sistema muy bien pensado, que permite al gran ordenador que llevamos entre los hombros poder dirigir y buscar soluciones para todo lo que altera nuestro buen funcionamiento.
Cuando esto es imposible porque faltan medios, es cuando hemos de recurrir en busca de ayuda, pero no una ayuda que silencie el "grito de auxilio", sino una ayuda solucionadora de problemas.
El dolor no es para todo el mundo igual, como en casi todo, influye en su intensidad, nuestro nivel de tolerancia al strés, la calidad y cantidad de nuestros mediadores químicos y el nivel de toxicidad, la acidez metabólica que hay en nuestro cuerpo, entre muchos otros factores.